Las pinturas de Nicola Samori se caracterizan por ese ardor sensorial, cercano al retorcimiento y el estremecimiento.
Samori, de 35 años de edad, prepara inicialmente sus lienzos o tablas como un viejo maestro barroco antes de devastarlas en parte con la espátula o el bisturí.
Aunque la habilidad técnica de Samori al imitar las obras de los viejos maestros del renacimiento y el barroco, con sus veladuras y esfumatos, pasados por el filtro de un falso envejecimiento resulta convincente, Samori comparte la idea de crear algo nuevo, fuera de lo existente, a través de la transformación artística, idea que comparte con Lucio Fontana, e inspirado en él, atacando al soporte y a la superficie pictórica con perforaciones y cortes.
Pero Nicola Samori, en cambio revisa los temas, más bien las mismas obras directamente, de la historia del arte: retratos, tormentos, mártires, naturalezas muertas, paisajes. Sus composiciones en gran parte se ajustan al claroscuro barroco. Sus figuras irrumpen la oscuridad del espacio pictórico a la luz de un realismo enfático.
Mediante la transgresión destructiva ejercida hacia ese simulacro o facsímil tratado con un premoderno virtuosismo pictórico, plantea una forma de deconstrucción posmoderna que se proyecta en una imperecedera lectura hipertextual.
Luis María Iglesia
www.nicolasamori.com