19.6.14

Richard Tuschman_Hopper Meditations

“La serie "Hopper Meditations" es una respuesta fotográfica personal a la obra del pintor estadounidense Edward Hopper.

Siempre me ha gustado la forma de representación de las pinturas de Hopper, con una economía de medios, son capaces de hacer frente a los misterios psicológicos y las complejidades de la condición humana. Con la colocación de una o dos figuras en un espacio íntimo, modesto, creó escenas tranquilas que son psicológicamente convincentes, dotadas de narrativas abiertas.

Los estados emocionales de los personajes parecen vacilar paradójicamente entre la ensoñación y la alienación, o tal vez entre el anhelo y la resignación. La iluminación dramática aumenta la carga emocional, pero la interpretación definitiva se cede al espectador. Estas son todas las cualidades que también yo espero infundir en mis imágenes.
 











En otro sentido, mis fotos divergen de pinturas de Hopper. El estado de ánimo general en mi trabajo es más sombrío, y la iluminación es menos dura, que en Hopper. Estoy tratando de conseguir un efecto tal vez más cerca a la iluminación de claroscuro de Rembrandt, otro pintor que admiro mucho. Me gustaría que la iluminación actuase como casi otro personaje, no sólo iluminando la forma de las figuras, sino también haciéndose eco y evocando su vida interior.

Me gusta pensar en mis imágenes como dramas para un pequeño escenario, con las figuras como actores en una o dos recreaciones de caracteres. Los personajes, por su apariencia, tienen sus raíces en concreto, en el pasado, en algún lugar a mediados del siglo XX de Hopper. Para mí, esto aumenta el efecto de ensueño organizado de las escenas. Los temas que evocan, la soledad, la alienación, los anhelos son intemporales y universales”.

Richard Tuschman

richardtuschman.com

16.6.14

Torsos_June Yong Lee

"... it is possible to see without being seen but it is not possible to touch without at the same time being touched. One never emerges intact from any contact"

Denis Hollier, The Politics of Prose

El encuentro de nuestros ojos con la epidermis humana, extendida como si fuesen pieles de animales sacrificados por el hombre, aviva nuestra esquiva mirada. Sorprender al ojo con el detalle gráfico de un primer plano de la piel humana, es el objetivo de June Yong Lee.

El fotógrafo afincado en Pensilvania captura cuidadosamente al detalle la historia de nuestra piel, como una especie de diario de lo que hacemos a la misma, y lo que la naturaleza y las circunstancias personales le han inflingido. 













 
Se dice que la piel es un órgano más grande de nuestro cuerpo, más de 2 metros cuadrados y de un peso aproximado de 5 kilogramos. La piel, capa exterior de nuestro cuerpo, es por un lado una capa protectora y aislante y por otro es el órgano de conexión con el exterior, nos transmite el frío o calor, nos advierte de los peligros con el dolor, somos tocados y tocamos a través de ella. 

Sobre la piel se producen algunos hechos: el desgaste, los lunares y las marcas dejadas por los cirujanos y los tatuadores. Lee explora las narrativas de las pieles de sus modelos anónimos, esencia de la etnia y parte de la identidad, pero que descontextualizadas y sin rostros, parecen afirmar que raza e identidad sólo son productos de la imaginación social. 


Luis M Iglesia

15.6.14

Las cámaras que amaron a Frida Kahlo

Frida nació en el seno de una familia vinculada a la fotografía. Su abuelo paterno vendía productos fotográficos en Baden-Baden y su abuelo materno poseía un estudio de fotografía en Oaxaca. En el momento de su nacimiento en 1907 su padre Wilhelm Kahlo/ Guillermo Kahlo era ya un fotógrafo prestigioso en la Ciudad de Méjico. 

Por lo que se sabe, Frida era la hija predilecta de Guillermo, de él aprendería no sólo los aspectos técnicos de su profesión sino también aspectos estéticos, como la puesta en escena e iluminación, la composición y la forma de percibir de un artista. 








Wilhelm Kahlo

Retrato de mi padre Wilhelm Kahlo, 1952

Las terribles circunstancias de la vida de Frida son bien conocidas, contrajo la poliomielitis en 1913, y en 1925 tuvo un gravísimo accidente, cuando el autobús en que viajaba fue arrollado por un tranvía, quedando literalmente aplastado contra un muro, su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufriendo además fracturas en dos costillas, en la clavícula y tres más en la cadera. Su pierna derecha se fracturó en once partes, su pie derecho y su hombro izquierdo se descoyuntaron y una barandilla la atravesó desde la cadera izquierda hasta salir por la vagina. 

La medicina de aquellos tiempos la atormentó con múltiples operaciones quirúrgicas, al menos 32 a lo largo de su vida, por lo que pasó buena parte de su vida postrada, tiempo donde comenzó a pintar. En 1926 pintó su primer retrato “Mi padre tenía desde hacía muchos años una caja de colores al óleo, unos pinceles...y una paleta en un rincón de su tallercito de fotografía... yo le tenía echado el ojo a la caja de colores. No sabría explicar el por qué. Al estar tanto tiempo en cama, enferma, aproveché la ocasión y se la pedí a mi padre... Mi mamá mandó hacer con un carpintero un caballete... que podía acoplarse a la cama donde yo estaba, porque el corsé de yeso no me dejaba sentar. Así comencé a pintar mi primer cuadro, el retrato de una amiga mía....”. Junto a la cama había un espejo donde Frida se veía así misma, poco después pintaría su primer autorretrato al óleo que dedicó a su novio de entonces Alejandro Gómez Arias. Con este primer autorretrato iniciaría una dinámica que se prolongará al resto de su vida, la expresión de la huellas y de las fatalidades de su vida. Ya en esos primeros autorretratos se manifiesta cierta formación en la composición adquirida a través de su padre.

 
  Edward Weston. Frida Kahlo, 1930
 
 
Imogen Cunningham. Frida Kahlo, 1930

 Carl Van Vechten. Frida lleva una calabaza Tchuantepee, 1932

 Lucienne Bloch. Frida moriendo su collar, 1933

  Nickolas Muray. Frida pintando Las dos Fridas, 1938.

 
Lola Álvarez Bravo. Frida apoyada en un árbol, 1942.
 
 Leo Matiz. Frida Kahlo, 1946

 Juan Guzmán. Frida sosteniendo un espejo en el hospital, 1951.
Su padre Guillermo tenía la esperanza de que Frida siguiera sus pasos y se convirtiese en una excelente fotógrafa, pero ella condujo su creatividad hacia la pintura. La joven Frida estaba acostumbrada al objetivo de una cámara, asimismo también era capaz de componer y prefigurar cualquier imagen específica que quisiera retratar.

 Frida Kahlo con Diego Rivera


La joven y encantadora esposa de Diego Rivera, se reveló como un sujeto irresistible para el retrato. El gran fotógrafo Edward Weston después de conocerla escribió en su diario"(era) una pequeña muñeca junto Diego... La gente detenía su mirada con asombro." Frida fue fotografiada por otros grandes maestros del siglo XX, como Imogen Cunningham, Martin Munkacsi, Nickolas Muray y Lola Álvarez Bravo. Los retratos más íntimos de Frida fueron tomados por su amante y maestro de la fotografía en color Nickolas Muray.

 Nickolas Muray. Frida acostada, 1946

 
 
Frida Kahlo con Nickolas Muray
 










Poco después de su matrimonio con Rivera, Frida retomó la relación con Muray. Estas imágenes fueron tomadas en el estudio de Muray en Nueva York en el apogeo de su romance, quizá los retratos más bellos y emblemáticos de Frida.

Sus retratos encubren tanto como lo que revelan. La indumentaria de Tehuana y la joyería precolombina, sobre todo al final de su vida, estaban escrupulosamente dispuestas para encubrir sus estigmas físicos. Frida era, como ella misma escribía en su diario "la gran ocultadora" (la gran disimuladora).





 








La pierna derecha de Frida fue amputada en 1953; un año más tarde, el 13 julio murió de una neumonía, días después de escribir en su diario "Espero alegre la salida. Y espero no volver jamás".


Lola Álvarez Bravo. Frida en su lecho de muerte, 1954
Entre sus archivos, que no fueron revelados hasta 50 años después de su muerte, había más de 6.500 fotografías. Mostraban a su padre trabajando e incluían sus célebres retratos, imágenes de sus amantes, los amigos y la familia, además de su casa y sus mascotas. 

Frida consideraba a sus fotografías objetos importantes. No sólo representaban recuerdos, o el testimonio de su vida, era su modo de expresar: "Aquí estoy, no me olvides." 

Luis M Iglesia