"... it is possible to see without being seen but it is not possible to touch without at the same time being touched. One never emerges intact from any contact"
Denis Hollier, The Politics of Prose
El encuentro de nuestros ojos con la epidermis humana, extendida como si fuesen pieles de animales sacrificados por el hombre, aviva nuestra esquiva mirada. Sorprender al ojo con el detalle gráfico de un primer plano de la piel humana, es el objetivo de June Yong Lee.
El fotógrafo afincado en Pensilvania captura cuidadosamente al detalle la historia de nuestra piel, como una especie de diario de lo que hacemos a la misma, y lo que la naturaleza y las circunstancias personales le han inflingido.
Se dice que la piel es un órgano más grande de nuestro cuerpo, más de 2 metros cuadrados y de un peso aproximado de 5 kilogramos. La piel, capa exterior de nuestro cuerpo, es por un lado una capa protectora y aislante y por otro es el órgano de conexión con el exterior, nos transmite el frío o calor, nos advierte de los peligros con el dolor, somos tocados y tocamos a través de ella.
Sobre la piel se producen algunos hechos: el desgaste, los lunares y las marcas dejadas por los cirujanos y los tatuadores. Lee explora las narrativas de las pieles de sus modelos anónimos, esencia de la etnia y parte de la identidad, pero que descontextualizadas y sin rostros, parecen afirmar que raza e identidad sólo son productos de la imaginación social.
Luis M Iglesia
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