“Todo acto trascendente cuesta la vida de quien lo realiza”.
Son palabras del visionario poeta de la imagen, José Val del Omar (Granada 1904 - Madrid 1982), que encajan a la perfección con su visión del cine como sublime fenómeno espiritual y que le condujo a la incomprensión y al olvido. Val de Omar es, sin duda un fenómeno único en la historia del cine español. Contemporáneo de Lorca, Renau, Cernuda y Zambrano, y formado en el marco de las vanguardias europeas, fue un representante de la Institución Libre de Enseñanza y de las Misiones Pedagógicas de la República Española.
Su genio creativo junto con su talento técnico y pedagógico hizo que se adelantara a su tiempo con una obra experimental de difícil clasificación. Su trabajo experimental indagó los vértices de un cine sensorial a la vez que introspectivo y místico lo que le acarreó el posterior confinamiento institucional.
En “Aguaespejo granadino” (1953-1955), Val del Omar explora la sensación de pérdida que le acompaño durante casi la totalidad de su vida, junto a un concepto de destino dotado de un fuerte carácter estético y sagrado.
Luis María Iglesia
www.valdelomar.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario