12.11.11

El Prado_Francesco Jodice_5 de octubre - 8 de enero





En 1734 se inaugura en Roma la colección de los Museos Capitolinos, quizá el primer museo de arte de concepción moderna abierto al público. Durante estos tres siglos, los museos de arte antiguo, moderno y contemporáneo han adquirido, catalogado, conservado, ordenado y expuesto sus obras de arte con el fin de que la sociedad pudiese beneficiarse de ellas.

Es presumible imaginar que durante estos trescientos años, en los museos de todo el mundo, varios centenares de millones de visitantes hayan visitado y admirado las colecciones de dichos museos; sin embargo de sus paseos, sus experiencias y sus emociones no ha quedado apenas rastro. Las dos obras que he compuesto para este proyecto son un homenaje al éxtasis del espectador, son el testimonio de su presencia, las raíces obstinadas de su paso a través de la historia del Prado.



Lo que encuentro esencial y extraordinario es el cúmulo de cada una de las personas, deseos, emociones, éxtasis, reflexiones, alegría, rabia, silencio que el pueblo del Prado y de tantos otros lugares lanza dentro de la casa-museo.



 
Años atrás, Giacometti escribía: "Hubo un tiempo que cuando visitaba el Louvre, los cuadros me daban siempre una impresión de lo sublime. Ahora, voy a Louvre y no puedo hacer otra cosa que observar a la gente que mira las obras de arte. Lo sublime para mi, ahora, reside en las caras de aquellos que miran". El retrato infinito que inspira este trabajo es el relato del "espectáculo del espectador", una multitud rica en diversidad expuesta a la historia del arte.

El proyecto consiste en dos obras; una película breve y una video-instalación, ambos instalados en el Museo del Prado como un homenaje al espectador. En el Prado, cada día, aparece en escena un encuentro de sentimientos de pertenencia entre el espacio y la comunidad que lo frecuenta. Las miradas, las voces y los recorridos de sus visitantes, devuelven un sentido de familiaridad con la obra y con el espacio arquitectónico que las alberga, dando la impresión de que el Museo esté un poco más cerca de sus visitantes.




El sentido de este proyecto es construir un atlas de la gente del Prado, una enciclopedia visual de una parte de aquella humanidad que mantiene vivo el Museo y sus obras. ¿Quiénes son los hombres y las mujeres que se han enfrentado a las obras de Velázquez y de Ribera, de Goya y de El Greco al principio del siglo XXI? El proyecto es también el principio de un archivo etnográfico de este paisaje humano.




Un tema fundamental en el proceso artístico de Jodice es "la trasgresión de la caja museística", por eso la intención del artista es llevar la obra de arte fuera del espacio del Museo, concibiendo nuevos "ambientes de la visión", como verdaderos y propias "prótesis del espacio museístico".


 


En la ocasión del evento de El Prado, la película además que en el mismo Museo, será proyectada en cerca de 400 salas de cine del país, así la obra de arte afecta como un virus a un espacio tradicionalmente dedicado al cine, obligando al público, potencialmente no habituado al arte, a enfrentarse a él.

Francesco Jodice




Versión resumida de la película (3 min.)

Una breve película (5 min.) toma una forma y dimensión discreta en el Museo, mostrando en ella la relación de un día cualquiera entre los visitantes del Prado y su extraordinario patrimonio cultural. Los retratos inmóviles de parejas, familias, estudiantes, estáticos en el centro de las salas constituyen la puesta en la escena, del sentido de ese profundo arraigamiento y pertenencia a estas raíces culturales. Este paisaje humano parece sumergirse y fundirse en la vida que los grandes cuadros narran.



La video-instalación de cinco proyecciones en la galería constituye un retrato colectivo de la comunidad que "vive" en el Prado, Las cinco proyecciones sincronizadas muestran los retratos de cientos de visitantes, las imágenes y el sonido cambian mínimamente mostrando el testimonio que esta multitud establece con las obras del Prado a través de la comparación simultánea de cientos de pequeños filmes. 

El estrecho pasillo de la galería se convierte en el espacio de la proyección de los deseos de una enorme comunidad de visitantes del Prado. Emplazado en la arquitectura de la galería, las caras se convierten en la historia fisionómica española e internacional del paisaje social del Museo. Esta instalación representa el paisaje humano del Prado y viene representado prescindiendo de la centralidad de la obra; en esta instalación el espectador se convierte en obra de arte. 

Uno de los caracteres fundamentales del proyecto es trasladar a la propia instalación (y el atlas humano que el proyecto muestra) fuera de la edificio del Museo, de hecho la instalación es visible durante la noche desde la calle a través de las grandes ventanales de la galería que lo aloja, llevando "a la calle" este fragmento de historia del Museo.

Nosotros estuvimos allí
Laberintos versus Jardines

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