Nacido en 1957 en New Hampshire, George Condo se trasladó a Nueva York y rápidamente reclamó un lugar en la dinámica escena artística de la ciudad en la década de 1980, viejo amigo de los poetas beat, William Burroughs, y Jack Kerouac, entabló amistad con Basquiat y Haring. Pero mientras que Basquiat y Haring estaban trabajando en el hilo de la tradición del pop y del arte de la calle, George Condo iba a contracorriente de la escena artística del East Village para centrarse en el trabajo de los grandes maestros.
Después de algún tiempo en Nueva York, Condo marchó a París, donde pasó tiempo absorbiendo la tradición de la pintura, visitando el Louvre y copiando durante horas y horas los Rafaeles. "Me trajo de vuelta a la pintura", diría años más tarde, "que no estaba de moda en ese momento."
A partir de entonces Condo desarrollará una pintura con un lenguaje en aparente trance convulsivo, en la que se que se amasijan con un tratamiento grotesco citas de artistas como Rembrandt, Goya, Ensor, Picasso, Severini o Bacon.
Los rostros y los cuerpos son representados en un colapso de su propia forma, donde los dientes, o la papada parecen dominar la expresión facial, es allí donde los ojos casi desaparecen o irrumpen en otros lugares. Pero nada en Condo esta injustificado.
Condo busca expresar emociones extremas, mediante la dislocación, la desfiguración y la incertidumbre de la anatomía del cuerpo y del rostro.
Es evidente que existe una intención en esa pincelada espasmódica, casi histérica, mucho más de lo que inicialmente parece, y que sus líneas están controladas y definidas. Una teatralidad traviesa, que no deja nada al azar, pero que pretende crispar con un aparente y demencial descuido.
"Los cuadros realistas son el cuerpo del artista. Los abstractos son la mente". Con esas palabras Condo formaliza una declaración de principios: revisar y subvertir, con humor y con un alto grado de delirio, los cánones del arte. Combinando elementos del cómic, con pinceladas de grandes maestros, la cáustica irritación dada y el bestialismo surrealista con la grotesca y pícara cultura popular.
Quizá por eso la subversiva obra de George Condo es vista como una advertencia sobre la banalidad y el vacío contemporáneos. Su inteligencia y su iconoclastía, le reputan como uno de los pintores más importantes del postmodernismo estadounidense de los años ochenta.
Ahora George Condo traslada por primera vez a Europa sus “Mental States”, la primera gran antología de su cáustica obra, después del gran éxito de la muestra ofrecida en el New Museum de Nueva York.
La Galería Hayward será un escaparate de los retratos y esculturas más importantes de sus “Mental States”, que reflejan su deseo de explorar los "suburbios de aceptabilidad", mientras que la Galería Sprüth Magers se centrará en sus dibujos.
Luis María Iglesia
George Condo: Mental States at the Hayward Gallery, 18 October-8 January.
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