Desde 1898 los presos de la cárcel de Berlín-Tegel han confeccionado sus propias prendas que usan como uniforme penitenciario. Confeccionadas con tejidos resistentes tanto como funcionales, los uniformes debían ser al mismo tiempo cómodos y útiles para el trabajo.
Desde el año 2003 las prendas se comercializan a través de internet.
Esta es la historia:
Stephan Bohle, director de la agencia de publicidad Herr Ledesi que comercializa la ropa tuvo noticia de que los internos de Tegel confeccionaban su propia ropa, así que fue a verla. Tras negociar con las autoridades penitenciarias, Bohle y sus colaboradores seleccionaron las prendas más interesantes y se pusieron manos a la obra para elaborar el concepto de imagen de la futura marca, utilizando la imagen de expresidiarios como modelos.
"La princesa estaba dormida esperando que la besáramos para despertarla”. S. Bohle.
Así nació en agosto de 2003, “Haeftling” (en castellano “presidiario”), -www.haeftling.de - la tienda en la web.
"La idea era comercializar la ropa en Alemania, pero llegaron encargos de todo el mundo que superaron la capacidad de producción de los internos". S. Bohle.
El éxito fue tan grande que antes de crear la campaña publicitaria ya tenían compradores en Los Ángeles, Nueva York, Toronto, Buenos Aires, Londres, Johannesburgo, Estocolmo, Madrid, Tokio y Sydney, interesados por las camisas a rayas confeccionadas por los reclusos.
"A las tres semanas estábamos tan desbordados que tuvimos que cerrar la web", declaró Bohle.
A finales de noviembre del mismo año, después de entregar pedidos atrasados y reorganizar la producción ocupando a más presos en ella, reabrieron la web.
Hoy, Haeftling vende ropa de cama, toallas y zapatillas hechos en una cárcel bávara, camisas de un centro de Sajonia-Anhalt, y vino, mermelada y licor producidos en una cárcel suiza.
Entre todas las manufacturas de Haeftling, su producto estrella sigue siendo su clásica camisa de rayas, las chaquetas y los vaqueros.
Ahora y gracias a las bondades de la mercadotecnia Haeftling es sinónimo de buen gusto, o al menos de gusto distinguido.
Aquellas costuras de penitenciario han derivado hacia la creación de una empresa yuppie de confección, con ventas millonarias y con tienda en Berlín, no es difícil pronosticar nuevas franquicias en otros lugares del planeta, pero tampoco dejemos de poner en cuestión ética, cómo lo que se inició como una tarea de presos para su asimilación social ha derivado hacia el enriquecimiento privado, sin poner en cuestión el concepto mismo de prisión, o mirando hacia otro lado ante una cárcel que se manifiesta como fórmula válida e incluso deseable y territorio no exento, entre otros, de las estrategias del mercado.
Maria Church
HAEFTLING ** JAILWEAR SINCE 1806
Desde el año 2003 las prendas se comercializan a través de internet.
Esta es la historia:
Stephan Bohle, director de la agencia de publicidad Herr Ledesi que comercializa la ropa tuvo noticia de que los internos de Tegel confeccionaban su propia ropa, así que fue a verla. Tras negociar con las autoridades penitenciarias, Bohle y sus colaboradores seleccionaron las prendas más interesantes y se pusieron manos a la obra para elaborar el concepto de imagen de la futura marca, utilizando la imagen de expresidiarios como modelos.
"La princesa estaba dormida esperando que la besáramos para despertarla”. S. Bohle.
Así nació en agosto de 2003, “Haeftling” (en castellano “presidiario”), -www.haeftling.de - la tienda en la web.
"La idea era comercializar la ropa en Alemania, pero llegaron encargos de todo el mundo que superaron la capacidad de producción de los internos". S. Bohle.
El éxito fue tan grande que antes de crear la campaña publicitaria ya tenían compradores en Los Ángeles, Nueva York, Toronto, Buenos Aires, Londres, Johannesburgo, Estocolmo, Madrid, Tokio y Sydney, interesados por las camisas a rayas confeccionadas por los reclusos.
"A las tres semanas estábamos tan desbordados que tuvimos que cerrar la web", declaró Bohle.
A finales de noviembre del mismo año, después de entregar pedidos atrasados y reorganizar la producción ocupando a más presos en ella, reabrieron la web.
Hoy, Haeftling vende ropa de cama, toallas y zapatillas hechos en una cárcel bávara, camisas de un centro de Sajonia-Anhalt, y vino, mermelada y licor producidos en una cárcel suiza.
Entre todas las manufacturas de Haeftling, su producto estrella sigue siendo su clásica camisa de rayas, las chaquetas y los vaqueros.
Ahora y gracias a las bondades de la mercadotecnia Haeftling es sinónimo de buen gusto, o al menos de gusto distinguido.
Aquellas costuras de penitenciario han derivado hacia la creación de una empresa yuppie de confección, con ventas millonarias y con tienda en Berlín, no es difícil pronosticar nuevas franquicias en otros lugares del planeta, pero tampoco dejemos de poner en cuestión ética, cómo lo que se inició como una tarea de presos para su asimilación social ha derivado hacia el enriquecimiento privado, sin poner en cuestión el concepto mismo de prisión, o mirando hacia otro lado ante una cárcel que se manifiesta como fórmula válida e incluso deseable y territorio no exento, entre otros, de las estrategias del mercado.
Maria Church
HAEFTLING ** JAILWEAR SINCE 1806
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