Fig.2
Fig.3
Fig.4
Fig.5
Fig.6
Fig.7
Fig.8
Fig.9
Fig.10
Materiales
• Plumas de ganso o pavo (preferentemente las denominadas "remeras" o "pointers feathers"), una buena cantidad
• Un cortante de hoja fija con mango ("utility knife") o cuchillo pequeño de hoja de acero lo más recta y filosa posible (no utilizar ni trinchetas, ni cutters, ni cortante "X-acto" para evitar cortaduras o accidentes)
• Una lija doble del tipo al agua (A- Ax-51: es una lija muy fina similar casi a la superficie del papel común)
• Una placa de madera lisa (15 cm. de largo por 3 cm. de ancho por 1 cm. de alto), acrílico o fórmica
• Una piedra de asentar (puede conseguirse en ferreterías o en las casas de materiales abrasivos con el nombre de "piedra natural"
• Chapa de cobre, bronce o aluminio, o simplemente chapa de lata de gaseosa
• Un recipiente descartable donde hervir agua
• Hilo del tipo de algodón para embalar o similar
• Tijeras para cortar metal
• Lupa
• Cinta de papel
El orden de pasos a seguir para la preparación y corte de plumas de ave es muy similar al de nuestro taller anterior, por lo que es muy útil haber probado suerte con la caña de bambú para luego proceder a cortar las plumas. Como se dijo anteriormente es preferible conseguir plumas "remeras" o "pointer feathers" debido a que éstas son las plumas más resistentes que tienen las aves.
Quienes no realizan demasiada presión al escribir optan por las de plumas de ganso, ya que son más blandas y apropiadas para los trazos delicados. Por el contrario, las de pavo son más duras y poseen paredes internas más gruesas, por lo que resisten una presión más enérgica y son indicadas para escritura de mayor tamaño y ancho de trazo. Pero de todas maneras podemos probar también con otras plumas de ave, incluida por supuesto las de avestruz y de águila: a pesar de ser difíciles de conseguir, es posible utilizarlas a la hora de trabajar. Las plumas de aves se han utilizado desde tiempos inmemoriales para la escritura, hasta que finalmente con la industrialización fueron reemplazadas por las plumas metálicas. A pesar de ello, la mayoría de los calígrafos las prefieren por su versatilidad, su elasticidad y su ductilidad.
Como es costoso conseguir este material, aconsejamos contactar con criaderos de aves de corral debido a que no existen locales comerciales donde se vendan estas plumas en nuestro país.
Procedimiento
• Comenzaremos eligiendo las plumas más grandes para realizarles un corte en la punta a todas ellas con ayuda de un cortaplumas o nuestra navaja de cortar (Fig. 1).
• Luego quitamos las barbas de la pluma sosteniéndola firmemente desde el cañón (Fig. 2), y tirando desde la mitad de la pluma hacia abajo. Con fuerza y de un tirón eliminamos estos elementos que van a ser molestos a la hora de escribir. Con una tijera seccionamos el extremo superior de la pluma.
• Liberada la pluma de estos elementos inservibles externos, ahora limpiamos el interior con ayuda de una aguja de tejido al crochet, o con un alambre doblado en "u" en un extremo. Lo introducimos en el interior del cañón a través del orificio hecho previamente, para retirar toda la materia grasa que debe ser descartada, con el fin de que cuando escribamos ésta no se mezcle con la tinta (Fig. 3).
• Ahora procedemos al curado de las plumas (Fig. 4). Es importante tener en cuenta que existen dos tipos de curado de plumas. Uno (el más tradicional) es aquel en el que se utiliza arena caliente, pero el que recomendaremos ahora se realizará con agua hirviendo. Se atan las plumas todas juntas y se cuelgan verticalmente de un soporte superior dejándolas en suspenso dentro de un recipiente con agua hirviendo sobre el fuego, durante diez a quince minutos. Luego de este lapso deben dejarse secar por completo al aire. Hay que tener en cuenta que como las plumas son muy livianas, si no se las ata y se las suspende y se opta por dejarlas sumergidas en el recipiente, comenzarán a flotar y salirse del mismo luego que el agua entre en ebullición, pudiendo quemarse y quedando inutilizables.
Es necesario controlar y vigilar todo el proceso de curado para evitar cualquier tipo de accidente con el fuego.
• El proceso de cortado y posterior ajuste es casi idéntico al de la preparación de los calamos de caña (Fig. 5), con la diferencia que el material que constituye a la pluma es más pequeño y delicado por lo que es útil tener cuidado a la hora de cortar y es indispensable elegir instrumentos acordes al tamaño de las mismas. Es decir que sería apropiado cortarlas con cortaplumas pequeños, de mango de fácil agarre y con los que luego podamos ajustar los anchos de la punta de nuestra pluma de ave, sin producirle daños al instrumento. Como puede verse en la imagen hay que realizar un primer corte de aproximadamente 1 cm de longitud, y luego otro (esto también dependerá del tamaño de la pluma con la que estemos trabajando). A mayor tamaño, mayor longitud de los cortes. Aunque no variará demasiado.
• En la Fig. 6 apreciaremos que debemos cortar la punta en forma oblicua, exactamente de la misma manera que con el cálamo. Es recomendable ir chequeando con ayuda de la lupa para que los cortes sean lo más rectos posibles.
• Luego realizaremos dos cortes curvos en los extremos laterales para dar el ancho deseado a nuestro instrumento (Fig. 7).
• De manera cuidadosa y realizando esto de adentro hacia afuera, desde la parte interior del cañón de la pluma, procederemos a hacerle la incisión media (Fig. 8), cuidando de no excedernos en la intensidad y presión del corte, porque corremos el riesgo de rajar el instrumento y que esta rajadura continúe hacia la parte superior arruinando la pluma para su futuro uso.
• En la Fig. 9 observamos nuevamente como, con ayuda de un fragmento rectangular de chapa de gaseosa, podemos fabricar nuestro reservorio. Debemos tener en cuenta que hay que calcular la longitud y ancho del reservorio en relación a los cortes hechos previamente y al diámetro del cañón de nuestra pluma.
• Debido a que las plumas son demasiado delgadas y teniendo en cuenta que nuestros dedos pueden estar acostumbrados a instrumentos de escritura más anchos, es muy útil realizarle un aditamento fabricado gracias a la adición de un segmento de cinta de papel, (Fig. 10) con el que además impediremos que nuestra pluma se resbale de nuestros dedos y podremos controlar los giros y los movimientos con mayor precisión.
• Una vez finalizada procederemos a probar nuestra pluma, recurriendo a la lija y a nuestra piedra de asentar en caso que presente imperfecciones a la hora de la escritura. Luego de esto nuestra pluma de ave ya estará lista para utilizar.
Nota: tanto al cálamo de caña como a la pluma de ave no es necesario lavarlos para quitarle la tinta acumulada. Para recuperar la precisión de sus primeros trazos se los deberá simplemente lijar con mucho cuidado.
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