Aarón Plant vuelve la mirada hacia territorios de su propia infancia, ¿Hacia un espejo que nos devuelve simplemente nuestra mirada?
Inquietante y a la vez estimulante la obra “Patios de recreo” nos remite a recintos de juego, de aventura y exploración, donde los niños pueden crear sus propios mundos, con la complejidad de las normas y las interacciones sociales, y como tales, se convierten en un lugar donde pueden inventar y actuar una vida separada de la vida adulta.
Mirando hacia atrás hacia la propia infancia resulta difícil mantener el color objetivo, siempre se cubre de algún tipo de filtro nostálgico sin contar el tamiz que nos depara el conocimiento adulto. Sus imágenes fotográficas proyectan así dos claves, la relectura de las experiencias como una actividad subconsciente aparejada con el conocimiento de las condiciones de representación que el pasado tomaba del entorno.
El medio fotográfico es especialmente acertado, las instantáneas habituales familia/escuela/juegos, testimonios visuales populares fijan las nociones de su propio pasado sensorialmente, de una manera que no pueden ser separados totalmente de lo que realmente podemos recordar.
Para ello Plant utiliza una cámara de medio formato con flash para tomar imágenes por la noche, periodo que se considera la zona no apta para los niños y que pueden ser el refugio oscuro ocupado por adolescentes para ensayar el comportamiento adulto. Esta forma de mecanismo podría encajar en la noción que Michel Foucault acuña sobre la heterotopía: un concepto que alude a un lugar real, existente pero oculto, invisible pues no ha sido o querido ser desvelado. Donde lo diferente se hace presente en lo cotidiano, ganando dinámica propia y marcando un espacio y limite subjetivo que convive en nuestra realidad cotidiana. Foucault describe cómo en una localización particular puede haber varios espacios en contradicción con la naturaleza de esos sitios que ocupa o es frontera.
Las heterotopías son espacios de la alteralidad, territorios que tienen más capas de significado o relaciones con otros territorios, que no son ni aquí ni allí, infusión de lo físico y lo mental, tales como el espacio de una llamada telefónica o el instante en que nos vemos a nosotros mismos en un espejo. Foucault utiliza la idea del espejo como metáfora de esa dualidad y sus contradicciones, el espejo es también una heterotopía, porque el espejo es un objeto real que configura la forma en que se relacionan los objetos con su propia imagen.
La heterotopía es también representación física o aproximación de una utopía (la ciudad de Brasilia), o un espacio paralelo que contiene entes indeseables para hacer un verdadero espacio utópico posible (como una prisión), algo que también es aplicable a los códigos de conducta, especulaciones y tensiones de los juegos de los niños, procesos de su imaginación, un columpio amenazante, un monstruoso ser que se abalanza, una estructura de escalera, un castillo vacío.
Si bien las imágenes no están organizadas de forma ordenada pueden recordar el lenguaje del género de películas “Slasher” como Halloween (John Carpenter, 1978), Scanners (David Cronenberg, 1980) y A Nightmare on Elm Street (Wes Craven, 1984). Este género fue muy popular y casi omnipresente en las pantallas de cine de fines de los años ´70 y principios de ´80, y que causaron cierta inquietud por el efecto que tales películas podrían causar sobre niños que las consumían con avidez al margen de las calificaciones por grupos de edad.
Los fondos se desvanecen hasta el negro, el vacío es significativo e invita al espectador a mapear narrativas en la oscuridad. Las imágenes son además formalmente bellas, análisis del espacio, la luz y el espacio negativo de las sombras proyectadas por las formas. En el sentido Jungiano, la sombra es una clase de territorio subconsciente en el cual anidan los aspectos reprimidos del uno mismo, las cosas que no deseamos reconocer. En el sentido formal sus imágenes también atienden a lo que Cézanne expuso como la base de la representación artística, la esfera, el cono y el cilindro.
El trabajo de Plant se sitúa en un espacio fronterizo de lenguajes entre las referencias estéticas históricas y el testimonio popular, sus fotografías se deslizan entre los registros de la experiencia vivida y el medio fotográfico, el filo del espejo.
Luis María Iglesia
aaronplant.com
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