Del 19 de septiembre al 16 de noviembre de 2008 podemos visitar en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, la exposición “In the Space Between” de Matthias Weischer, uno de los máximos exponentes de la Nueva Escuela de Leipzig y discípulo personal de David Hockney.
“In the Space Between” presenta como “primicia mundial”, jardines y paisajes antes no expuestos, proceden del estudio que el artista tiene en Leipzig y efecto de su estancia en Villa Massimmo en Roma.
Las imágenes de Weischer, nos pueden parecer inspiradas en los modelos representacionales de los mass media de los ´50 y ´60, revistas de decoración, anuncios de hogar, etc. Algunas veces Weischer inserta la figura humana que aparece fragmentada en ocasiones, casi transparente en otras, incrustándose de modo espectral en las múltiples retículas que con frecuencia aparecen en sus opresivos y a la vez alucinantes interiores. Sus espacios interiores reflejan la vida diaria, muebles, alfombras estampadas, pero aparecen distorsionados con la aparición de estancias dentro de otras, superposición de capas de pintura, perspectivas coincidentes, y elementos tan sólo bosquejados, zonas inconclusas que le permiten realizar una exploración del espacio a través de la construcción y la deconstrucción de esos espacios intermedios, a caballo entre lo cotidiano y lo imaginario, entre la presencia y la ausencia. Ahora, tras su estancia en una de las escuelas de arte más importantes del mundo, las pinturas de Weischer quieren salir al exterior para representar la realidad externa.
“Necesitaba respirar,..., los interiores eran demasiado sintéticos, la realidad me permite transmitir más sensaciones”. “El tema central de mi trabajo artístico es la fusión de la experiencia del tiempo y el espacio” dice Weischer, quien afirma que existen paralelismos y diferencias entre su trabajo y el de su Mentor David Hockney, su “modelo” de toda la vida.
Entrevista con Weischer
Lakshmi I. Aguirre
P. Según Aristóteles, el espacio es algo poderoso y difícil de captar. Los críticos aseguran que usted lo ha conseguido.
P. ¿De qué modo ha influenciado David Hockney el cambio en tu obra?
R. No lo entiendo como una predicción. Es sólo un paso adelante, explorar el exterior. El ser humano siempre va a estar presente en mi obra, porque aunque no aparezca en el lienzo, es él el que va a estar frente a la pintura, siempre va a estar observando.
P. Nombrar a Picasso es inevitable. Ha marcado un antes y un después en la historia del arte español, andaluz y mundial. Pero ha llegado a convertirse en un producto, en una herramienta publicitaria. ¿Cómo puede un artista acercarse al éxito y alejarse de todo lo que conlleva?
R. Es parte inevitable del proceso, del sistema en el que vivimos. La gran fama lleva a eso. Pero no devalúa, por necesidad, el valor del arte.
P. ¿Está de acuerdo con que la saturación de la imagen ha llevado a su banalización?
R. No estoy seguro de ello. Lo que sí creo es que el hombre utiliza la imagen como una barrera entre sí mismo y la realidad. Habitualmente, en los museos, las personas fotografían y graban en vídeo los cuadros, capturan una imagen de una imagen, lo que en vez de aproximar al ser humano a la realidad del cuadro lo aleja.
P. Parece que en el concepto actual de arte no hay parámetros, que todo cabe bajo el nombre de vanguardia. ¿Podría definirme qué es una obra de arte?
R. Estoy de acuerdo con la existencia de la confusión acerca de qué es arte y qué no. Yo puedo hablarle de los criterios que sigue mi obra exclusivamente. Pero tengo la sensación indefinible e indescriptible de que después de ese periodo del ‘todo vale’, existe un afán de encontrar nuevas y válidas normas de referencia.
P. ¿Cuánto de mentira hay en los museos de arte contemporáneo?
R. El tiempo lo dirá. En cincuenta años se sabrá cuántos payasos hay actualmente en los museos.
Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos
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