“La escultura es una de las formas artísticas más antiguas y resistentes y me parece que es a la que tenemos mayor necesidad de recurrir en esta época digital, porque involucra los materiales reales en el tiempo y espacio reales”.
“Creo que la cuestión fundamental que plantea la obra: la relación entre el lugar que llamamos yo, el ser, y el lugar que éste ocupa en el espacio. El primero corresponde a un concepto geográfico del espacio y el segundo al concepto de espacio mental o imaginario. Ambos son fundamentales para la escultura. Lo que pretendo es hacer objetos físicos que transformen un lugar pero que se puedan convertir en objetos mentales capaces de penetrar en el espacio imaginario del ser humano".
“Veo mi cuerpo como un instrumento dentro del cual he nacido. Es como una nave, una herramienta o un mecanismo físico sencillo para actuar sobre la materia y el mundo. Contemplo mi cuerpo como instrumento del espíritu, y no lo digo en un sentido místico, el espíritu para mí es la vida. Eso es lo que me interesa y supongo que la relación que mantengo con mi cuerpo es, por un lado, la de un observador y, por otro, la de una especie de protagonista”.
“Intento identificar la parte independiente del ser, lo que llamo “el yo”, separando esa parcela del yo, el ser, del espacio que lo rodea, el no-ser. Pero ese empeño me ha llevado a descubrir que en “realidad” uno forma parte del otro, así que esa idea de que el alma es independiente del cuerpo, o de que hay algo llamado espíritu, que es distinto de la sexualidad, no acaba de convencerme. Creo que una de las funciones importantes del arte consiste en reafirmar los vínculos entre la mente y el cuerpo, entre la espiritualidad y la sexualidad”.
“Creo que el contexto es el cincuenta por ciento de la obra. Una vez que cambias un objeto de un lugar a otro, tanto el lugar como el objeto varían. Éste es un momento extraordinario para la escultura, porque la necesitamos. Nos bombardean con imágenes que saturan las redes electrónicas, y la escultura nos proporciona un modo único de arraigar nuestra mente; sin embargo la escultura en nuestro tiempo -esta exposición es un buen ejemplo- se ha visto obligada a moverse como cualquier otra cosa, de modo que ahora nos referimos a las muestras de escultura como si fueran espectáculos itinerantes. Pero, de hecho, la escultura aspira a ser estable, quiere estar en un lugar. A mí me gusta jugar con esto. El cuerpo en el arte, al igual que la escultura en el mundo, no está seguro del lugar al que pertenece".
“En la medida en que la obra trata de lo que no está ahí -del cuerpo ausente- plantea algunas cuestiones sobre dónde está. Tal vez esas preguntas nunca puedan ser contestadas de un modo absoluto y en eso consiste el misterio de la relación entre un sujeto ausente y su posible emplazamiento”.
“La posición más adecuada para el arte actual es, en mi opinión, una posición unheimlich, lo misterioso, lo inexplorado, lo provisional, y no estoy seguro de que exista un lugar ideal. Yo lo he probado todo, y todo es provisional: la playa, los sembrados, las galerías, las calles, los caminos o las plazas, y creo que la respuesta más sencilla es que cualquier lugar es bueno. Incluso ese pequeño espacio oscuro que hay debajo del lavabo. Tiene que haber una escultura perfecta para ese lugar. El lugar está ahí, esperando, y, en cualquier caso, no existe un “lugar ideal”, todos son buenos".
Antony Gormley
Vía: Maria Church
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