10.11.19

Feria del Libro. Dedicada a la Novela Gráfica y el Cómic. 28_29 Nov. 2019

Diseño: L. M. Iglesia

5.11.19

AVES ZANCUDAS DE TRES PATAS. LOS SAGRADOS TCHANCAYRES DE LAS LANDAS.

Los zancudos de las Landas de Gascuña, los "tchancayres" recuerdan merecidamente algunas de las aves de las pinturas del Bosco. De carácter antropomorfo, pero sobre todo porque se sostenían con 3 patas.






La región de las Landas es una inmensa llanura en el sur-oeste de Francia. Este territorio está limitado por el océano Atlántico al oeste, y por los ríos Adur al sur y el Garona al noreste. Cuenta con el bosque el más grande de Europa, constituido esencialmente pinos plantados a mediados del siglo XIX. 

Los primeros testimonios de la existencia de los zancos están fechados a principios del siglo XVIII. ¿Pero desde cuando existían?, ¿fueron ingeniados por los pastores landeses o fueron llevados por los flamencos que los utilizaban desde el Medievo?










Los tchanques o zancos landeses están formados por dos piezas de madera: la “escasse”, pierna en dialecto landés, de donde procede el nombre francés para referirse al zanco como “échasse” y los “paouse pé” o reposapiés fijados en las “escasses”, normalmente a una altura situada entre 90 cm y 130 cm. En castellano el sonido es similar a la palabra zanco, cuya raíz etimológica procede del latín medieval “zanca” o “tzanga”, y este a su vez del antiguo persa zanga, pierna. El zancudo ata a su pierna al zanco mediante dos correas de cuero.











¿Y cómo mantener el equilibrio y además descansar encaramado en los "tchanques", desde la mañana hasta el ocaso? Los lugareños tenían una "tercera pata", un bastón grande "pau" con un pomo sobre el que se sentaban. Sus tres patas hacían la función un trípode estable. Su palo largo también se usaba para incorporarse desde la posición de rodillas y para descender de su percha en un movimiento inverso.

Estos ágiles y sagrados equilibristas, se levantaban al amanecer con su hatillo para el día: una calabaza "cujou" o "cujole" hecha de una calabaza seca y ahuecada y un zurrón "sarroun" con el almuerzo y merienda. ¿Qué hacían para entretenerse durante las largas horas de vigilancia del rebaño? Hilaban la lana de sus ovejas o ... ¡tejían! El hacer punto no era un "trabajo de mujeres" sino un trabajo de hombres. La lana la llevaban en una cesta de mimbre. En invierno, se cubrían con un abrigo de piel de oveja, llamado "prisse" cuando era largo, "prissoun" o "raouboun" cuando era corto. En algunas zonas también utilizaron una capa de lana tejida por ellos mismos, evidentemente, con un capuchón además de, y sin olvidar la conocida boina "beuret" que comparten con sus vecinos los vascos, para protegerse del sol en verano y de la lluvia en invierno.



En ocasiones mataban el tiempo tocando rondós con una pequeña flauta de 6 agujeros ("pifre") de saúco o caña. Era un instrumento musical económico y fácil de llevar en el zurrón. Los más ricos tenían una especie de oboe con boquilla de cuerno, "tchalamine". En los días festivos, pequeños grupos se reunían en el pueblo y bailaban tocando música, encaramados en sus tchanques, por supuesto.



A finales del siglo XIX, los pastores prácticamente habían desaparecido. Las antiguas Landas cenagosas y cubiertas de forma casi permanente de barro fueron reforestadas sistemáticamente por Napoleón III con pinos y las ovejas perdieron sus pastizales. Los "tchanques" terminaron transformándose en un aparejo residual, se convirtieron en un pasatiempo, un espectáculo y un deporte rural. 




Ya en 1889 emergió el primer grupo de bailarines sobre zancos, “Lou Quadrilh dous Tchancats” fundado en Arcachón por Sylvain Dornon. Hoy existen al menos 21 grupos folclóricos landeses amantes de su original cultura que pretenden preservar con los tchanques las tradiciones y los bailes de sus antepasados.

Su mágica y sagrada silueta en el horizonte aún hoy nos estremece y conmueve.

Luis M. Iglesia