Mari Funaki (1950-2010) es una conocida artista japonesa asentada en Australia cuya obra en el espacio se ha desarrollado a través de la escultura en metal y la joyería. Funaki llegó a Australia en 1979. Después de estudiar orfebrería en RMIT, vio la necesidad de crear un espacio expositivo -“Galería Funaki”- dedicada a la joyería contemporánea.
Meticulosamente construidos, sus objetos y joyas poseen una inmediatez que sólo pueden surgir de una profunda y larga reflexión.
La galería Funaki abrió sus puertas en 1995 y proporcionó una importante plataforma para los joyeros de Australia, incluyendo a Robert Baines, Julie Blyfield, Marian Hosking, Johannes Kuhnen, Carlier Makigawa, Mascha Moje, Sally Marsland, Blanche Tilden, Margaret West, Catherine Truman & Sue Lorraine. Al mismo tiempo que atraído a los principales joyeros del mundo como Warwick Freeman, Karl Fritsch & Lisa Walker, Manon van Kouswijk y Otto Künzli.
Al mismo tiempo, Mari Funaki mantuvo su propia carrera artística en metal y joyería. Sus objetos geométricos en acero dulce son expresión exquisita de su lenguaje personal. Funaki ha recibido el prestigioso Premio Herbert Hoffman en dos ocasiones, en 1996 y 1999, y fue seleccionada para el Premio de Australia Consejo Emérito en 2007.
Las piezas de Mari Funaki realizadas en acero dulce y levemente ennegrecidas, casi pavonadas en una penumbra mate, desprenden silencio y calma ante un equilibrio fino pero preciso. Parecen insectos que parecen tambalearse, pero sus oscuras caligrafías están fuertemente asentadas en la tierra.
Susan Sontag expresaba que “El arte es la objetivación de la voluntad en una cosa o realización, y la incitación o estímulo de la voluntad. Desde el punto de vista del artista, es la objetivación de una volición; desde el del espectador, es la creación de un decorado imaginario para la voluntad (…)”. Y añade que “(…) los elementos más poderosos de una obra de arte son, con frecuencia, sus silencios”*.
Pues bien, a través del silencio y la calma, los objetos de Funaki se establecen como presencia de lo inexpresable. De forma callada sus formas agitan nuestra capacidad asociativa y remueven nuestra memoria.
*“Sobre el estilo”. Susan Sontag. Traducido por Horacio Vázquez Rial
En Contra la interpretación y otros ensayos. Seix Barral, Barcelona, 1984.
Luis María Iglesia
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